
Luego pensé: ¿Qué es la perfección, cómo se mide, cómo saber la manera en la que luce si nadie la ha visto jamás? Perfección, tantos hablan de ella como un término cotidiano, en anuncios: cabello perfecto, cutis perfecto, cuerpo perfecto, trabajo perfecto, actitud perfecta, pareja perfecta, familia, coches, hasta una linda y tierna mascota...sí, perfecta.
Así que busque su definición en un diccionario, decía: pureza, inmejorable… la pureza significa que todas de todas tus acciones e ideas han sido sin error alguno, no puede haber nada que pudieras cambiar, ningún “si yo hubiera”; en teoría suena bien, pero sin errores no aprendemos, no crecemos, no comprendemos a los demás y ellos jamás nos entenderían, estaríamos condenados a una vida de soledad, insoportable soledad en el hielo de la perfección. En cuanto a lo inmejorable, lo siento, eso me suena mediocre… un poco triste también, cuando lo has alcanzado todo, también lo has perdido todo, alcanzando tu último éxito es donde comienza el verdadero fracaso, porque ya no hay más sueños, ni objetivos, se pierde la esperanza, atrayendo la propia condena, la muerte en vida.

Vivo en un mundo donde todos hacemos hasta lo imposible para llenar ese estereotipo, lleno de obsesión por lo superficial con un toque de engaño espiritual, una sociedad que causa la verdadera ceguera de la misteriosa cotidianidad, que me envuelve más de lo que quisiera; recuerdo que hace unos años leí el libro de la reina de los condenados de Ann Rice, en general no es un libro muy profundo, pero hay un pasaje que siempre he tenido rondando en mi conciencia, en él, Jessie se siente atraída por Mahel, un vampiro que en realidad no era de los más hermosos, y habiendo otros seres de la noche mucho más refinados, seres “puros e inmejorables”, al que amaba era a él; la razón, que no lo entendía, era un misterio, incontrolable, haciendo que la suma de sus defectos fuera la verdadera luz de su belleza.
Perfección es una idea, perfección es un concepto, intangible y cualitativo, si hay perfección en este mundo para mí, no quiero que sea la que define un diccionario, la que la los medios ordenan, me niego a ser vacía y aburrida, yo prefiero ser hermosa por lo que soy y lo que hago.
Hay una perfección a la que aspiro, de hecho Antoine de Saint-Exupèry, autor del principito la describe diciendo “algo es perfecto no cuando no hay a nada que añadirle, sino cuando no haya nada que retirar”.